Encontramos la procedencia de este caldo en los afamados vinos de alto grado de la Iberia Mediterránea o Istria (tierra de viñas) comercializado desde el s. I a.c. hasta el s. III d.c. desde los puertos del levante hispano, especialmente desde Tarraco. En la reconquista de Jaime I por tierras del Maestrat, en el año 1.249, se describen donaciones de viñas árabes a los cristianos y se califican como vinos muy densos, de color profundo y alta graduación alcohólica. Junto con la lana, el vino fue el principal motor económico para la Orden de Montesa, que desde su sede en Sant Mateu controló y dirigió las producciones de la Comarca hasta el siglo XVIII. En 1.370, dada la gran importancia de estos cultivos, El Rey Pedro II de Aragón, libera de impuestos los embarcos y desembarcos del Carló en sus puertos. Casi desaparecido en la oscura Edad Media, volvió a asomar al mundo en la época prerenacentista llegando a ser muy apreciado en Florencia y siendo destinos para las guarniciones militares, Nápoles, Orán, Bujía, Sicilia y Malta. Su producción y origen se censó en el siglo XIV por su alta estima en el mundo, exportándose principalmente desde el puerto de Benicarló, Vinarós y Salou, llegándose a regular políticamente su circulación. Por abreviación de Benicarló, se conoció como marca comercial internacional como “Carló “o “Carlón”. Gracias su gran auge comercial desde el s. XVI, XVII y XVIII (en el 1.564 se produjeron más de 70.000 hectólitros) pasó pronto a ser amado y estimado como otros vinos hoy en día más conocidos como son el Oporto, Alicante y Burdeos. En el 1.800, se consumía ligeramente diluido o con hielo en las mejores mesas de Europa y también en Argentina, Uruguay y otros países hispanoamericanos. Allí y aquí fue imitado pero nunca alcanzado, siendo incluso, en algunos casos utilizado, para fortalecer vinos de Burdeos. En el 1.834, se exportaron más de 40.000 Hl. hacia Reino Unido, Ámsterdam, Hamburgo, San Petersburgo, Livorno, Brasil, EEUU y Francia través de los puertos de Benicarló y Vinarós. Los comerciantes ingleses e irlandeses, se encargaron principalmente de su distribución, llegando a ser vendido incluso en la propia Corte del Zar de Rusia. Uno de ellos, fue el irlandés Beltrán White, que instalado en Benicarló, hizo fortuna comercializando el “Carló ”, y que se casó con la sanmatevana Joaquina Montañés, comprando en el año 1.850 una parte de la finca del convento dels Dominicos y los restos del antiguo Palacio de los Maestres de Montesa de Sant Mateu. Aun en el 1.890, se llegaron a exportar unos 17 millones de litros, pero la llegada de las plagas de la filoxera i del mildiu a finales del S. XIX, (en el Maestrat entraron el año 1.898 y se propagaron por todo el Maestrat en 1.904), acabaron con todos los viñedos. Le presentamos en esta botella el renacimiento del “Carló”, un gran tinto por coupage de garnacha tinta, garnacha tintorera, y otras variedades autóctonas, ligeramente ásperas y astringentes, de color muy intenso y alto potencial aromático y alcohólico, añejado en tinos y bocois de volumen medio a grande, ligeramente embocado.
Puedes probarlo en Nosponemoscomoelkiko Marina D'Or
lunes, 6 de mayo de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario